martes, 12 de febrero de 2008

Las hipotecas se encarecerán un poco, pero no tanto como para llegar a los temidos impagos

El Banco Central Europeo, tras numerosas presiones, recomendaciones y sugerencias de algunos gobiernos y analistas de la eurozona, parece decidido a acabar con el precio de dinero barato y a subir los tipos un cuarto de punto. Aunque el mismo Trichet se ha apresurado a alejar el fantasma de las oleadas de incrementos, el futuro vendrá dado por el comportamiento de la inflación, del crecimiento en la eurozona y, en menor medida, de los avatares del euro.

Las repercusiones de la medida para España no serán muy negativas, ni en lo tocante al consumo, ni, por tanto, en lo que respecta al crecimiento. Más que tener efectos paralizantes, como temen algunos, podría ayudar a moderar ciertos excesos. Las hipotecas se encarecerán un poco, pero no tanto como para llegar a los temidos impagos. Si acaso, el endeudamiento familiar, esta vez involuntario, aumentará algo.

Sin embargo, tal como han discurrido los asuntos inflacionarios entre nosotros en los últimos años, da lo mismo que los tipos estén unas décimas más arriba o más abajo. Es poco probable que la medida ayude a moderar el Indice de Precios, que en el caso de España está en el 3,5%, y puede situarse a final de año cerca del 4%, un incremento doble que el previsto para la eurozona, debido sobre todo a carencias, imprevisiones y desaciertos propios.

Cierto es que lentamente nos acercamos al final de una larga etapa de fuerte expansión, con una suave desaceleración del consumo interno. Para el año próximo –sin ayudas adicionales por encarecimiento de tipos - se prevé un descenso de algunas décimas en el aumento del PIB. Ya lo están notando varios sectores industriales, que desde hace algún tiempo pierden cuota de mercado a causa de la competencia internacional.

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